El Vodka, una bebida de origen ruso y muy popular a nivel mundial, alguna vez no fue tan querido. Su popularidad en el mundo occidente llegó gracias a un cocktail: el moscow mule. El Moscow Mule es uno de esos tragos que a pesar de haberse creado en el siglo pasado, seguimos tomando. Suave, pero con carácter, personalidad y temple. En este cóctel se conjugan a la perfección el vodka, el limón y la ginger beer, dando como resultado una bebida para agradar el paladar.

En los años cuarenta, cuando todo el mundo en Estados Unidos bebía ginebra, y no se les cruzaba por la cabeza beber una botella rusa, a alguien se le ocurrió que para camuflar su sabor, una buena idea sería mezclarlo con ginger beer. El resultado tuvo tal acogida, que el cocktail viajó alrededor del planeta. Así, este cocktail fue quizá uno de los más populares de los años cincuenta. No hay mucha información sobre el por qué de su nombre, lo único que se presume es que el Moscow, es por Moscú, ciudad donde se origina el vodka.

El modo correcto de servir el Moscow Mule es en una taza de cobre. Sin embargo, de no tenerla puede sustituirse por un vaso highball. Así mismo, puede reemplazar la cerveza de jengibre por Ginger Ale. Aunque el sabor no es exactamente igual, es lo más similar a la cerveza de jengibre. Además siempre se añade un toque de limón.

Este mes tenemos una promoción para los socios del Bankers Club: 2×1 en Moscow Mule. La próxima vez que se acerque al Piano Bar, no olvide pedir este famoso, tradicional y refrescante cocktail.