El Gin está de moda. No hay duda de eso. Hasta hace poco, quizá era un espíritu olvidado en las estanterías de las tiendas. Tampoco era el protagonista de las reuniones. Sin embargo, poco a poco, el gin ha ido recobrando el espacio con el que ganó fama en Inglaterra, de donde es originario. Es una tendencia, porque a nivel mundial cada vez es más frecuente encontrar bares pop up especializados en gin o cócteles de autor que utilizan este licor, y acaparan las primeras páginas en los menús de restaurantes de renombre. Pero ¿por qué de repente es la botella “to go” de muchos?

La ginebra es una bebida tradicional de Inglaterra. Se podría decir que su primer ola de fama, ocurrió a principios del siglo XX durante la Ley Seca de Estados Unidos, cuando el alcohol era un producto ilegal. Fue ahí cuando en los famosos bares speakeasy, se distribuía -de forma muy reservada- alcohol. Como era de esperarse, debido a que era un producto de contrabando, no era de la mejor calidad. Por ello, el ingenio primó y se crearon diversos cócteles, algunos de los cuales siguen vigentes. Un ejemplo de estos es el famoso martini, cuya base es de gin.

En la actualidad, el gin renació desde su propia casa: Inglaterra. Hasta hace diez años, en la ciudad solo había una sola destilería. Hoy existen más de 20. Muchos son los factores, desde la tendencia mundial de optar por productos producidos localmente, hasta la aparición del gin en series televisivas reconocidas, y el mundo pop en general. Sin embargo, su popularidad no habría sido tal, sin la gestión de Sam Galsworthy.

En el 2000, mientras Galsworthy vivía y trabajaba en la industria cervecera de Estados Unidos, se sorprendió de la cultura que hay entorno a este producto. Se fascinó por cómo las personas estaban volcándose a la cerveza artesanal, y obsesionándose con detalles como quién la prepara, los ingredientes que utilizan, y todos sus componentes. Se preguntó entonces ¿por qué no hay algo así en mi país? Especialmente algo asociado con el gin, la bebida nacional de Inglaterra.

Descubrió entonces que mucho se debía a un asunto legal. El Gin Act of 1751, prohibía la operación de destilerías de pequeña escala. Sam peleó por abolir la ley y en efecto, dos años después lo consiguió en el 2008. En el 2009 Sam abrió la primera destilería de pequeña escala: Sipsmith, que no existían desde 1820. Con ella, todo fue cuestión de tiempo para que surja un efecto dominó y hoy en el mercado inglés hay una oferta de más de 100 marcas de ginebra.

Gracias a la gestión de Galsworthy, hoy, el gin ha recobrado valor a nivel mundial, y se ha redescubierto y reinterpretado su preparación. Una de las características más fuerte, es su versatilidad. Por eso permite una extensa creatividad al momento de preparar cócteles.

Cuando esté de paso por el Piano Bar del Bankers, no olvide pedir un buen “Compadrito”, con base de Gin y celebrar con esta bebida tradicional del Club.