A Gabriela Aguirre siempre le han fascinado los helados, pero jamás encontraba uno que satisficiese su paladar. Nunca le gustó la cocina, pero se atrevió a experimentar para hacer un helado de vainilla puro, que nadie ofrecía localmente.
Se compró una pequeña máquina casera para hacer helados e inició un aprendizaje sobre su elaboración a través de videos y libros. Luego de incontables pruebas logró masterizar su receta y no paró. Desde ese momento no se cansa de crear y probar cuanto ingrediente se le cruzaba por la mente. “Hacer helados es como realizar un tipo de alquimia, una vez que alguien los prueba quedan profundamente encantados” expresa Gabriela. Así es como nace “Encantería”, el nombre de su emprendimiento que consiste en la creación y venta de helados gourmet con elaboración artesanal.
Encantería no tiene local, pero su popularidad ha crecido rápidamente en redes sociales porque quienes prueban su helado no paran de hablar de él. Tiene sabores exquisitos como “Lavanda Honeycumb”, en el cual se puede saborear el aroma leve de la lavanda con unas chispitas de miel que se hacen agua apenas tocan tu boca… ¡la textura perfecta! O Cake Pegajoso, que es como comerte la masa de torta antes de ser horneada. En casa de Gabriela, los fines de semana, las personas no paran de tocar la puerta para probar sus famosos helados. Por ahora solo los distribuye a través de una tienda en Samborondón y en su casa, pero está en la búsqueda de un local propio.
Lavanda & Honey Comb
Gabriela es Maestra Gelatiere, o en otras palabras, una experta en helados. Se especializó en Italia, la tierra del gelatto, donde aprendió las técnicas básicas para conseguir los sabores clásicos a la perfección. Su principal aprendizaje consistió en una premisa: la preparación de helados se basa en la química. Es una práctica tan exacta que por ejemplo, si le pones mucha azúcar a una fórmula, no solo afecta su sabor, sino que además impide que se congele correctamente. Gabriela recuerda, entre risas, que su fascinación era tan incansable que durante el primer año y medio de Encantería, utilizaba la misma pequeña máquina casera que le permitía producir tan sólo cuatro litros al día: “Me la pasaba haciendo helado todo el día para poder cumplir con los pedidos”. Hoy ya cuenta con equipos que le permiten producir cantidades mayores.
La carta de helados de Encantería es muy variada. Gabriela los clasifica por estado de ánimo, su mayor inspiración para crearlos. Tiene los “nostálgicos”, que son aquellos que al probarlos evocan una serie de recuerdos de la infancia, como uno a base del famoso cereal Zukaritas. También los “consentidores”, que son ideales para esos momentos donde necesitas un abrazo, y cada cucharada sirve para llenar tu alma del más puro y delicioso dulce. Así, su propia cocina se ha transformado en su laboratorio, donde crea fórmulas pensado en cada momento de la vida.
Galletas de la abuela
La magia de Encantería puede ser degustada en el Bankers Club. Un sabor permanente en nuestra carta es el helado de vainilla, elaborado a base de vainas premium de vainillas de Madagascar. Es tan puro, que se pueden ver las vainas mientras se come el helado. También los socios pueden encontrar frutillas con crema y, esporádicamente, sorbete con manzana verde.