Celebrar es una costumbre milenaria. Egipcios, griegos y romanos festejaban los aniversarios de nobles y gobernantes, pero hay evidencia de apenas los humanos formaron las primeras villas —hace once mil años— se juntaban en las noches alrededor del fuego para cantar y danzar. Por la cosecha, por el fin del invierno, por la lluvia. Las velas encendidas —hoy tan comerciales en todas sus formas, colores y tamaños— eran, en la antigüedad, aseguraban un año de buena suerte para quien las encendía. Celebrar en el piso 33 del Bankers tiene un encanto especial:  es el único salón que tiene una vista de 180 grados de Guayaquil.

Sus grandes ventanales permiten observar cada edificio, calle y monumento del centro bancario de la ciudad, el Cerro Santa Ana, la Isla Santay, el Malecón, el Río Guayas.  En la noche, las luces reflejadas en el río juegan con la decoración. El salón tiene capacidad para 150 personas y una vista privilegiada: en el piso 33 sobran los motivos para celebrar.

Es un salón dinámico: durante el día se sirve el buffet —uno de los planes favoritos de nuestros socios al mediodía—; en las noches, es capaz de recibir todo tipo de eventos. Los extranjeros o aquellos que vienen de otras ciudades son los que más aprecian el paisaje, una especie de postal viva, que sirve de fondo perfecto para cualquier ocasión.

La versatilidad del espacio permite además que los eventos tengan personalidad propia. Las empresas suelen elegirlo para mirar a Guayaquil desde las alturas. Las ventanas ofrecen aquello que hoy en día es un lujo: un horizonte para mirar ó, mejor aún, un horizonte, que descansa apacible, mientras nosotros celebramos. Porque en el piso 33, la vista es de por sí, ya una razón para festejar.